sábado, 11 de febrero de 2012

SINESTESIA KANDINSKY




 Kandinsky vio cómo la pintura popular y la infantil representaban los objetos sin copiarlos; también se impresionó con el arte árabe, que no necesita la figura para hacer cosas bellas, pero, sobre todo, pensó en la música que provoca la emoción simplemente por el juego de los sonidos. En sus escritos, el pintor incidió en el aspecto musical, recurriendo también a textos de intelectuales –Goethe o Delacroix- que ya habían puesto de manifiesto cómo el sonido y el color impactan en el espíritu.


“El color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El alma es el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana”, escribió el genio del abstracto.
Pero la interpretación de Kandinsky no estaba aislada. Durante aquella época de renovación artística, diversos creadores –muchos de ellos de la Europa del Este- estaban trabajando en la incidencia del ritmo, la armonía y el color, en la pintura.

“El mundo suena”, frase de Kandinsky, ha sido como un eslogan elegido para esta muestra, en la que se sugiere el modelo musical como principal base programática para el desarrollo de la pintura abstracta, la idea de que la música es el referente de toda creación artística; de que el cuadro, en definitiva, puede ser la representación visual de una composición musical





“El arte, como la naturaleza, es rítmico”, dijo Robert Delaunay. “Puedo crear una fuga en colores, como Bach lo ha hecho en música”, afirmó Kupka. “Improviso mis cuadros como un músico improvisa su música”, argumentó Picabía. Son citas de artistas implicados en esta exposición, donde el color suena …y danza.






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